Iremos a morir bajo los párpados cerrados
de la ausencia,
en el angosto color atrincherado entre los ojos
y en los harapos tendidos de la nada sideral.
Con la frente extendida al sol
como una afrenta,
la boca generosa escurrida de palabras
ante los cuervos ávidos de fiesta.
Seremos semilla germinante
y abono de tierra muerta
presente imperfecto de un futuro
incierto que se acerca.
Si nos vamos a morir
que sea después,
cuando la daga victoriosa parta
y llevemos la cabeza inclinada
hacia la sombra sonriente,
y sobre el pecho amordazado
las heridas de una guerra sin mañanas
hilada por la existencia infractora,
entre los sueños y la ciencia.
Jael Uribe Rep. Dominicana
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