Mientras el estudiante mira la última moneda de su bolsillo
y se pregunta cómo diablos reunirá unas pocos al menos
porque como está preocupado y un poco desolado
y tiene ganas de llorar de rabia
y hasta las flores que tienen un precio en la ciudad le preocupa
de que ni siquiera podría decirle a su novia:
“Ven, compremos esto; la luz de los astros para qué”
no seguro también de que la propiedad privada
se tome en serio ser libidinosa y grosera
con las manos delicadas de la propiedad pública…
ay, merodeando con la última moneda y con ganas de vivir
él se pregunta qué pasará, qué pasará
mientras dentro del Palacio de la Moneda
irónicamente el presidente Sebastián Piñera memoriza
la parte más sobresaliente y firme de su discurso:
“Más allá de las marchas, manifestaciones y protestas
que hemos conocido por estos días,
nuestro país tiene un futuro promisorio y luminoso”.
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