El cielo era
celeste
Tras el vidrio
El día era lento
Soportable solo con
amigos
Unos puchos,
canciones
Un cuaderno rayado
Ninguna sala me
gustaba
Me cargaban las
cortinas
Añejas y oscuras
Había una vieja
campana
Y un grito siempre
detrás de ella
El recreo era lo
único importante
Tocar guitarra
Contarnos lo que
nos pasaba
Tuve buenos amigos
Y tomábamos café al
sol.
Los viejos
profesores
No tenían esperanzas
No había orgullo
Nos veían
estancados
Para siempre
Pero el sol siempre
estuvo
Muchos lo ignoraban
Clavados en sus
asientos
Nunca nos
preguntaron nada
En mi liceo
municipal
El sueño nos
amenazaba
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