No nos van a leer ni a la salida del metro

No nos van a leer ni a la salida del metro

A. Domela

Van a arder por voluntad propia los poetas de Chile

Y nada sabrán los titulares de los diarios

Cuando las páginas publiquen en blanco.

Allí, el consorcio de los cerdos,

Sobre las avenidoras mediaguas de Chicureo,

Hablará de las cosas en un estado de excepción

Y con ese orden

Nos caeremos de la mesa,

Nos caeremos sobre las plazas,

Nos juzgarán otros jueces a esa hora

Y alguno dirá gratuidad, y otro será más cívico aún

Y sacará a cuento la palabra lucro,

Como si en algún colegio cupiese la educación

O fuésemos los mártires de dimensiones menos virtuales.

Los poetas de Chile escribirán largos versos pensando

En estos días y en los otros,

O van a dejar de escribir porque en el fondo no les queda otra,

Porque Vitacura toda va arder sinceramente

Y no se hará la guerra en nuestro nombre,

Ni en ningún nombre en lo absoluto,

Ni se arrugará esta tensa calma

En medio de todas las labores.

Y que lo asumamos ahora, pensando que la historia

Se escribe bien en serio,

Se escribe removiendo paciente las soldaduras de la experiencia

O por último no se escribe

Sino que se pronuncia bajito,

Hasta que ya no la veamos nunca más Cristo mío.