Se están subiendo
por el chorro, dice la vocera de gobierno
y los estudiantes
como río inundan las calles de la ciudad sitiada
en este país, que
no es más que la cortina plástica de una carnicería de barrio
donde las moscas
gobiernan sobre los huesos, contres, interiores y cabezas.
Están jugando con
fuego, sentencian las autoridades
y los estudiantes
abrasan los escombros de esta democracia
erigida sobre palos
de fósforos, cordillera al fondo
y ese mar, ese mar
que tranquilo baña la injusticia
como velo insomne
de la realidad latinoamericana.
Sobrepasaron todos
los límites, dice la intendencia
y los estudiantes
flanquean las fronteras de esta república chanta
paros, tomas,
marchas desdibujan la rutina del enjambre
exigiendo lo que
algunos ya olvidaron o vendieron
dignidad,
gratuidad, la cosa pública
dignidad,
gratuidad, la cosa pública.
Aún cacerolean los
niños de esta patria.
Roberto Tom García
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