Cerebro gris sin
extensiones conectivas que cae en cuenta de sus propias inconciencias.
Aunque suene
contradictorio es tranquíla verdad.
Se tiende a
reparar y muchas veces a desechar, y no a mutar, no a cambiar.
Sus espinas
mueven los culos de arriba para abajo y tienden como trabajan las niñas.
Cansado estoy de
cansarme fácilmente, y el dedo que tengo en la frente me causa desdicha
por ser el
primero de cientos y miles, de manos decenas de dedos y millones de uñas
que con dientes
y estómagos vienen de pronto a embestirme.
Si, hablé de
dedos, y no hablé de culo, porque el público tal vez se sienta ofendido,
aunque de seguro
tiene uno, un potito, un culito, y como yo, un dedito metidito
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