Los leo,
descifro sus señas, esas muecas de desenfado,
y de
indigesta repulsa
Examino sus
palabras
esos
desplazamientos curiosos y circunspectos
de lógica
circular.
El desastre
académico
de
instituciones educativas que sufren
las
consecuencias de esta prolongada alarma cívica
parecen ser
una culpa sonora
de haber
dicho los estudiantes: ¡¡Basta!! , ¡¡No más usura!!
Los leo
ahora,
a los
expertos en solucionar los problemas de la gente
a los
"serios", a los que saben los misterios de la excelencia ganadora
y escrutan
la delicada piel de los mercados.
Ellos
rasgan vestiduras y condenan
diciendo:
"que
aquí se está provocando un caos
por razones
"ideológicas"
y la culpa
es de los "irresponsables"
que
arrastran con esta seductora y anárquica violencia".
La
educación mercancía no es ideología.
La
educación ciudadana es anarquía.
La
educación derecho de la gente, si desenmascara la usura,
entonces es
educación ideología y no educación mercancía.
por lo
tanto, no es viable,
porque es
utopía.
Los miro
por la pantalla, todos los días
los leo en
los diarios, en extraños titulares
mientras
hay un abismo casi infinito
y sin
destino.
¿Qué hacen
ahí, estos neo administradores del Estado?
¿Quién los
ha investido para cambiar el significado
de las
palabras que fundamentan
la
convivencia común?
Los
"expertos" tienen recelos con la palabra "eliminar"
si se trata
del "lucro", pero no la tienen,
si esta se
aplica, al ejercicio del protagonismo ciudadano.
Mientras
tanto, las pantallas se cierran
a un debate
público por el derecho de la gente
de elegir
el tipo de educación que el país necesita
para no
segmentarse en ghettos.
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Autor:
Enrique Dintrans Alarcón
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