Pasa
el altivo còndor
su
vuelo cordillerano,
campanitas
rojas, los copihuè
siembran
el aire de cànticos
que
se mezclan en la brisa
con
los sones de una cueca
bailada
con entusismo.
Màs
de pronto se congela todo
el
ave pliega sus alas
las
flores,quiebran sus pètalos
y
la danza se va aquietando…
En
medio de tanto fárrago.
Es
que se eleva a los cielos
una
plegaria de sùplicas
de
todas las voces todas,
unidas
en su clamor
pidiendo
ser escuchados
que
de una vez por todas en Chile
la
escuela sea cobijo de quienes
aprender
desean
sin
distinciones ni rangos
por
un mañana mejor
sin
luto, sin tanto llanto.
Una
escuela para todos,
sus
esfuerzos coronados
al
trocar rosas de sangre
por
la blancura interior
de
sus almas empujando.
*Marìa Rosa Dennin*
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