De añejo tiempo es
mi vieja y querida escuela,
mil capas de pintura
y sus colores la renuevan.
Atrapada
en ella, quedaron
trazos de mi vida mozuela,
hoy lágrimas, a su privatización,
tal vez los conmuevan.
Mi pupitre, custodio de mis sueños
me queda solo mirarlo,
pensar que fue tan mío,
y ahora, quieren que no sea de nadie.
Nuestras
ilusiones no morirán
por balance que ansía lucrarlo,
y así 20000 poemas por una
educación gratuita, ojala los asuste.
Ana
María Galván Rocha
(México)
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